
El hemisferio derecho es el que rige a grandes rasgos las emociones, los sentimientos; mientras que el izquierdo es el que rige el lenguaje. Por ello, al poner palabras a los sentimientos y emociones a través del lenguaje estamos haciendo que nuestro cerebro trabaje de la forma más saludable, es decir, poniendo en conexión los dos hemisferios.